Este año 2013 el primer equipo de mi club, el Sant Martí de Barcelona, no ha hecho una buena temporada y hemos estado a punto de bajar a 2a División catalana, aunque en el conjunto de la entidad han ascendido tres filiales y no ha bajado ninguno.
Durante una comida un jugador del primer equipo dijo: ¿y qué si bajamos?
A todo el mundo le gusta que su club juegue en categorías muy altas, tener mucho elo y creerse un gran jugador y por eso quizás algunas federaciones no paran de crear grupos en esas categorías, debilitando todas las demás.
A diferencia de los directivos de las empresas que dependen de los resultados anuales para mantenerse en el cargo, creo que en las entidades sin ánimo de lucro que somos la mayoría de los clubs de ajedrez, se debería valorar la trayectoria de la entidad más que un hecho puntual como es el ascenso o descenso de un equipo de categoría.
Creo que en los clubs de ajedrez o del deporte que fuera, debería ser más importante la componente social que la deportiva. Las categorías que se ganan un año se pierden al siguiente o dentro de dos porque normalmente no se puede competir con los equipos profesionales si llegas muy arriba. Una entidad con un gran abanico de actividades, que abre cada día, dónde se da clase a los niños para sacar nuevos jugadores y dónde los socios se sienten a gusto, podrá estar más arriba o más abajo en un campeonato, pero esa entidad tiene futuro.
Las que dependen del talonario o de jugadores foráneos con una mínima vida social tienen un futuro comprometido. Al menos la experiencia así lo demuestra.
El ajedrez, además de ser un juego interesante y emocionante si tienes la paciencia de dedicarle bastantes horas para aprender, lo cual va en contra de la tendencia mundial a la inmediatez, tiene un componente social clarísimo. Yo creo que cuando un niño viene a mi entidad no sólo se le enseñan unos conocimientos sobre el juego, si no también una forma de comportarse y unos valores sociales de amistad, compañerismo, respeto al rival y educación que se complementan.
Por eso creo que lo importante es estar en una entidad donde te sientas a gusto, en un grupo de buenas personas, dónde te ofrezcan actividades para aprender y al mismo tiempo en la que te puedas implicar y aportar tus conocimientos para enriquecerla.
Al cabo de los años, el haber estado en una máxima categoría se transformará en un recuerdo en la memoria de algunos socios, una copa o una foto colgada en una pared, si alguien se preocupa de colgarla.
Sólo si los socios de la entidad están cohesionados alrededor de un proyecto coherente y a largo plazo y tienen un claro objetivo social, la entidad irá prosperando en el tiempo y tendrá futuro y lógica dentro del tejido social al cual pertenecemos los clubs de ajedrez. Lo otro es pan para hoy y hambre para mañana.
Barcelona, 20-03-13
Ricard Llerins
Fuente: http://ajedreznd.com/2013/llerins.html
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